Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Desde la más remota antigüedad, el hombre se ha sentido impresionado por las montañas. Las concibió, en principio como morada de los dioses, más tarde como reducto de misterios y amenazas y solo mucho más adelante se atrevió a emprender su descubrimiento