Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La Historia de un científico que a finales del siglo XIX viajó a través del tiempo con la intención de conocer el futuro de la humanidad, se desplazó hasta el año 802.701, pero lejos de encontrar una sociedad en la plenitud de su desarrollo, ve un mundo en decadencia habitado en su superficie por unos seres Hedonistas, Los Eloi, sin escritura, ni inteligencia, ni fuerza física. El Viajero supone que así debió de terminar la humanidad tras resolver todos sus conflictos existenciales, sin embargo, poco después descubre que estos seres viven con un inmenso miedo al subsuelo y a la obscuridad. El subsuelo esta dominado por unas siniestras criaturas, Los Morlock, otra rama de la especie humana que se ha habituado a vivir en las tinieblas y sale de noche para alimentarse de los Eloi que captura.