Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Un padre vive con su hija en las profundidades de un bosque en las afueras de la ciudad. Ellos saben cómo caminar por el bosque sin dejar rastros, cómo bañarse y alimentarse sin que nadie pueda saber que están ahí. Conocen las plantas que los rodean, las venenosas y las nutritivas, también entienden las rutinas de los animales que ven pasar. Una tarde un descuido los torna visibles para un corredor que estaba ejercitándose. ¿Por qué viven ahí? ¿Quiénes son? La maquinaria estatal intercede y se pone en acción. Algo se rompe, todo cambia. Esta novela de Peter Rock habla sobre el vínculo entre padre e hija, los modelos de aprendizaje, las libertades personales y el choque con el Estado. En pocas páginas, esta novela tan atrapante como profunda logra distintos niveles de lectura, con cada lector o lectora, una interpretación distinta.
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