Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Jacinto Ik’alnabil prepara la ofrenda de muertos para honrar a su padre y se traslada al pueblo de Jobel a comprar carne; ahí es apresado e injustamente inculpado de homicidio y condenado al fusilamiento. Hacinado en una celda junto a su hijo Pedro y los tres compañeros que lo acompañaban, todos son torturados. En su mente, Jacinto va y viene en sus recuerdos de la lucha armada contra el gobierno que permite que los exploten en las fincas; el inicio del levantamiento que lo lleva a ser portavoz de su pueblo; la muerte de camaradas que pelearon valientemente en aras de la dignidad humana y la libertad. Todo esto en medio de una revolución que muestra su cara más abyecta, y que es, más bien, moneda de cambio del pillaje, la injusticia, y la artera batalla para ver quién será el próximo detentador del poder.