Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
La Pingüina quería una mascota pero como en su hogar no cabía un animal, la niña encontró a la mascota perfecta: una bacteria. El León, la Paloma y la Pingüina vivían felices en un huevito… (O sea que papá, mamá e hija vivían en un departamento muy pequeño.)
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