Frente a un gran escritorio y un impasible funcionario, el exiliado 214 debe defender su solicitud de asilo y, si desea que las puertas le sean abiertas, tendrá que contar su historia. Pero no está solo, pues a su lado están las sombras, aquellas personas que nunca lograron llegar y que, para honrar su recuerdo, lo exhortan a contar la verdad por más cruda que ésta sea.