El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Frente a la incertidumbre, hemos perdido el derecho al duelo; ante ello quizá sólo nos queda buscar, preguntar, nombrar. Este es un libro que pone a la memoria en primer plano, un reconocimiento del duelo colectivo que nos atraviesa. Nombres propios es un acercamiento a la legítima y amorosa resistencia que sostiene a las víctimas vivas de la violencia en México. Como apunta Natalia Mendoza en el prólogo: los versos de Alvarado señalan el mecanismo concreto que podría inaugurar un tiempo nuevo.