Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Frente a la incertidumbre, hemos perdido el derecho al duelo; ante ello quizá sólo nos queda buscar, preguntar, nombrar. Este es un libro que pone a la memoria en primer plano, un reconocimiento del duelo colectivo que nos atraviesa. Nombres propios es un acercamiento a la legítima y amorosa resistencia que sostiene a las víctimas vivas de la violencia en México. Como apunta Natalia Mendoza en el prólogo: los versos de Alvarado señalan el mecanismo concreto que podría inaugurar un tiempo nuevo.