Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La Ilíada es una historia inmortal, que nos llega sin heridas del tiempo, con todo su esplendor. Esta maravillosa adaptación, bellamente ilustrada y contada a la medida de los niños, inaugura junto con la Odisea nuestra colección Reino Perdido y fascinará por igual a grandes y chicos.
Homero, un poeta griego que, según dicen, vivió en el siglo VIII antes de Cristo, creó esta historia apasionante e inolvidable: la Ilíada, un poema que fluye como un río caudaloso. Los seres humanos somos como las hojas de los árboles, pero las palabras quedan impresas en la arena del tiempo y no se olvidan. Cada lector les da vida renovada.
No hay más que abrir las páginas de este libro para empezar a saber lo que sucedió en unos meses del último año de la guerra de Troya o Ilión, en Asia Menor. Griegos y troyanos habían estado luchando nueve años, ¡cuántos muertos!, ¡cuánto dolor!
De pronto oímos silbar las flechas, una tras otra, y en el campamento griego mueren de peste primero los animales y luego los hombres. Las dispara un dios, Apolo, el Sol. Tiene la culpa Agamenón, el rey que lidera el ejército de los aqueos, ¿qué ha hecho para provocar su ira?