Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Manjar distintivo de la nobleza maya y don refinado para sus deidades, el cacao se constituyó en una de las drávidas más preciadas del Nuevo Mundo al resto de la humanidad. Como muestra las degustaciones históricas que ofrece este libro, en su lugar tránsito de los paladares americanos a los europeos experimentó distadas domesticaciones culturales, que modificaron el universo sensorial que desde antiguo lo caracterizaban: nuevos olores, sabores, texturas y elementos acompañantes. No obstante, mantuvo su cualidad sacra incluso al ser bautizado con nombre griego: Theobroma, alimento de dioses.
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