Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Cuentan que la historia la escriben los vencedores. Durante veinte años he rechazado esa frase y sus implicaciones porque sé que los derrotados también cuentan su versión. La crónica de los fracasos de la División del Norte y el Ejército Libertador del Sur ha sido narrada, durante décadas, siguiendo el guión diseñado por quienes resultaron victoriosos; por quienes tenían que destruir lo que representaban para imponer el modelo político bajo el cual vivimos. La versión de los vencedores, plagada de calumnias historiográficas, arranca con la premisa de que Zapata y Villa, con todo a su favor, perdieron porque no tenían un proyecto nacional. Tras casi veinte años de investigación de archivo, de caminar los campos de batalla, de preguntar y cuestionarme, encontré que quizá las cosas fueron de otro modo.