Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Las obras que acoge este volumen -La invitación (1971), La casa en la playa (1966) y La cabaña (1969)- son claros ejemplos del universo de su autor. Beatrice, Elena y Claudia son tres retratos de un mismo modelo, que cobra vida en la disolución de los límites entre el sueño y la vigilia, en la evocación del pasado como posibilidad de recuperar la identidad y en la pérdida de sí a través del erotismo.