Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Me estoy muriendo, no logro diferenciar entre una letra y un espacio en blanco, una zapatilla de mujer ha pasado deslizándose bajo mi cama; hay agua en el piso. Veo rostros desfigurados y lozanos en Ia tambaleante superficie de muros que han dejado de existir. El dinero y los ideales no significan ya nada. La casa se inunda, Ia casa sin techo ni muros. Quiero dictar el periódico mural, el barrio de mi vida presente, el futuro pensado y moribundo. Quiero contarle historias de arquitectura mexicana a mi bailarina que se aleja cada vez más, montada en una quien sabe hacia qué lontananza. Quiero escribir historias que se olviden y se desvanezcan como mi cuerpo interrogado y sometido a Ia tortura del patíbulo cotidiano. , Que ha quedado de mi y de los viajes que la memoria conservo supuestamente intactos? Al rostro anclado en el espejo se lo han comido las ratas, y se hincha como un cadáver en pleno solaz. Ya no soy Fandelli, soy un recuerdo, tu recuerdo. De algo estará cierto yo, mitad perro, mitad hombre y verdugo hasta que me muera y Ia risa de los sádicos dispersen mis cenizas: Ia autobiografía no es posible. La conciencia de uno mismo no permite el descanso sideral o terreno, debido a que dicha experiencia no puede ser narrada, sino sólo esbozada. Quien sospeche que en mis libros escribo acerca de mi vida, mis aventuras y demás accidentes, es porque quizás no ha comprendido Ia broma que nos sepulta, la burda imposibilidad de transmitir lo que uno es.