Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Fiel a sí mismo, Gilberto Aceves Navarro incorpora nuevos signos a su lenguaje justo para ser coherente con más de medio siglo de creación sin tregua. Alejado de los aspavientos y eludiendo siempre las fatigas propias de la intensidad de su vocación, renueva su discurso de mil y una maneras; entre ellas: la voracidad por observar y digerir los aportes de las diferentes culturas visuales y, también, de sus épocas de desarrollo y gestión, la revisión de su propio quehacer a la luz de sus génesis y expresión multimodal, y la ansiedad reflexiva del cómo comunicar los significados plásticos, emotivos y conceptuales que lo caracterizan y definen en un ambiente marcado por la autocomplacencia y la falta de rigor.