Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Precisión y sensibilidad son los términos en que Sandra Pani plantea la ecuación entre el lodo y las partes, pues es un hecho que todos los cuerpos, hasta los más elementales y aparentemente inertes, están constituidos de partes; una noción que han tenido bien presente los grandes anatomistas y morfólogos tanto del siglo pasado como del que está por terminar. Un arte manierista de impresionante efectismo culmina con las planchas que ilustran estas obras. Las planchas anatómicas de Gautier d'Agoty y los grabados que ilustran el tratado sobre la anatomía de la mano de Sir Charles Bell dan cuenta de este afán analítico; el mismo afán que conduce siempre a la misma conclusión por diferente o extraña que sea. Como que la ecuación se resuelve el terreno de los hechos. La muestra de un escultor o artista de algún tipo, que presentó recientemente en Mannheim sus "demostraciones" hechas con material humano, como que pondría de manifiesto o anularía totalmente lo que yo propondría. Pero el caso es que las cosas están suspendidas en el centro de una disyuntiva que absorbe a los pensadoresy a los poetas, desde hace mucho tiempo.