Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
El humor de Hasek no evita ningún extremo. Se solaza en su carencia de límites. Se trata de un humor cuaternario y maligno, pero también rotundo y directo. Un humor que se propone perturbar la narración y hacerla estallar por medio de la risa, no sólo reflejarse en alguna mueca esbozada para acompañar ña toma de conciencia del gran desorden que rige el destino del mundo.Los Schveiks son los más perfectos sepultureros de todos los imperios. Obcecados e inconscientes a la vez, son las termitas voraces, las tuzas implacables, las bombas de tiempo preparadas para acabar con cualquier sistema que se conciba como monolítico, riguroso y unívoco.