Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Esta obra no sólo es un homenaje a la vida y la obra de Yukio Mishima, el novelista, dramaturgo y activista japonés que cometiera el haraquiri de manera pública como un medio de protesta extrema. Mishima nos acerca a los tiempos de muerte y a los tiempos rituales del teatro japonés desde una versión contemporánea, hecho que destacara el director Abraham Oceransky en la memorable puesta en escena de este texto.