El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Los textos reunidos en Nadie se va a reír recuperan desde su discurso teatral, el vacío y la indolencia que sustentan las relaciones humanas y, al mismo tiempo, indagan en la infinita gama de posibilidades que yacen detrás de éstas. Las once obras teatrales están dispuestas en tres partes; como una primera estación despliega historias construidas a través del recurso dramático de los diálogos y el absurdo; en un segundo momento reúne voces femeninas en monólogos cortos; y para cerrar una obra-fábula lúdica con tintes kafkianos. A lo largo del libro, la autora logra diálogos vigorosos y plenos de ironía con cierto tinte corrosivo, al mismo tiempo que articula historias simples y esboza una galería de personajes complejos que transitan entre la desolación emocional y el cinismo lacerante.