Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Al ensayar su vida en la escritura, Salvador Elizondo (1932- 2006) se convirtió en un narrador fundamental con libros como Farabeuf (1965) o El grafógrafo (1972). En una tradición peculiar dentro de la literatura mexicana, practicó la subversión de los géneros a través del tratamiento de formas y temáticas inusuales. Tal vez por ello sus lectores lo han acogido por décadas con entusiasmo crítico.Jóvenes autores fueron convocados en Cámara nocturna para dialogar, desde el rigor analítico y la precisión estilística, con el corpus elizondeano. Novelas y cuentos, sus autobiografías ficcionales, su poesía, sus artículos, entre otros aspectos de la obra, son revisitados con fortuna por estos escritores desde sus perspectivas, influencias y obsesiones particulares.