Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
En Dios tiene tripas hay textos que hablan de las fuentes y las representaciones de niños orinando; los elementos del cuarto de baño; grafitis en los baños públicos; las fiestas y los baños públicos como una reflexión sobre la monetización de esta experiencia vital y su relación con la muerte y el dinero.