Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Superficie sucesiva de Ricardo Solís, es un canto que recuerda el tránsito de un río que baja desde la montaña, desde el origen mismo de la palabra, que es el origen de toda la naturaleza y de todo lo humano. Transcurso que apenas se sostiene con el débil instrumento de que se vale toda obra poética: el verbo que deviene en sonido, en agua que murmura, en pensamiento y devoción a Dios. De allí que resulta casi imposible permanecer en silencio cuando se leen los poemas, porque quien nombra (al leer) está siendo el mismo que crea y recuerda que "la aparición de la voz cuando es canto, es huella, es oficio". Y "el poblado cantar" a que alude el poeta es un resumen de lo amado, de aquellas voces que, de manera natural como natural es el agua y es cristalina cuando de la montaña baja, están en él y a ellas nombra y rinde homenaje. En la voz de Ricardo Solís y en esta Superficie sucesiva está San Juan (y por tanto los textos bíblicos), está Borges, Novalis (Lezama Lima, no nombrado pero presente) y, como en ellos -en su poesía-, también (implícita) está la poética de Ricardo Solís (que decirlo así es nombrar el crepitar del fuego): la palabra (el versículo) que es signo de humo que se desvanece para significar en canto.Víctor Manuel Pazarín.