Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En apariencia, el tema eje de este libro es la relación entre poesía y pintura; sin embargo, desde los primeros poemas el lector descubre que las intenciones de Luis Eduardo García van más allá. Sus poemas son flores extravagantes cuyo perfume puede ser mortífero, en alguno de sus pliegues se asoma un color o un trazo que remite a uno de los pintores abstractos fundamentales del siglo XX y, al mismo tiempo, generan una estética adversa y misteriosa.Este libro obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2012.