Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Las tres obras reunidas en este libro, ganadora y finalistas del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2011, reflejan desde distintas búsquedas individuales, los comportamientos y las preocupaciones contemporáneas. Terminal (Axolotl) de Diego Álvarez Robledo, y Kalashnikov de Ángel Hernández, por ejemplo, nos muestran hasta donde pueden llegar las relaciones sociales y de pareja en su faceta más oscura; paradójicamente, los escenarios y circunstancias son distintos --los personajes pueden estar en el Xochimilco actual o en el Moscú del siglo XX-- pero los sentimientos de amargura y desencanto son parecidos. Por otra parte, en Un buen día para vivir de Felipe Rodríguez, conocemos el lado conmovedor del ser humano, cuando se enfrenta a los temores y sentimientos que desata una enfermedad mortal dentro del núcleo familiar.
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