Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
No es casual que José Luis Bobadilla haya elegido un título como Las máquinas simples para este libro, pues los poemas contenidos en siete apartados dilucidan y reflexionan, desde diversos ángulos, los mecanismos de acción que operan detrás de un texto poético. En la sección Protopoética a manera de notas, Bobadilla indaga en la experiencia misma de la escritura a través de un ejercicio que implica la observación del mundo, aunada al diálogo con los autores que han marcado sus lecturas como son William Carlos Williams, Francis Ponge o Robert Creely para así lograr a través de un lenguaje contundente una voz propia.