Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
El soliloquio nos suele hablar de un interior asolaado, pero estos Zooliloquios invitan a una geografía imaginada, poblada de seres extraños. En esta suerte de exilio donde los animales y las cosas son desdoblamientos del ser y la conciencia, el cuerpo sólo puede ser el objeto sensible de la soledad, su encarnación. Así nacen, habitantes de cuatro espacios que corresponden a los elementos alquímicos, las distintas criaturas que encontramos al acompañar a Silvia Eugenia Castillero en la búsqueda del propio ser. Como después de una tormenta, la sirena crece en las entrañas de la piedra; hay animales de contorno suave que acarician la vista como una brisa, al volar, mientras la mantis se mueve entre las hojas del bosque, peligrosa como las llamas; hay una mujer oscura, feroz conciencia cercana a la de una fiera, que sueña despertar a la serenidad y la unidad; hay , por último,seres de la tierra, que no pertenecen a la fantasía ni al sueño, como puerta hacia la vigilia.