La prueba de las promesas no se considera entre las obras más conocidas de Alarcón, pero, sin duda, es una de las mejores: en ella muestra su habilidad para tomar un argumento interesante y reelaborarlo. Un texto medieval le sirve de pretexto para crear su propia historia y configurar a sus propios personajes para que digan lo que quiere decir. Como en su texto fuente, enlaza dos fábulas con las que teje una trama a través de la cual representa una ficción en doble plano en la que envuelve a todos; en ella crea un mundo mágico de ilusión en la que sumerge a sus personajes, haciendo que, junto con don Illán, su protagonista, el público lector o espectador sea partícipe y cómplice de una prueba, de la cual saldrán victoriosos los mejores valores del ser humano.