Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Soliloquios, diálogos, epístolas, son el vehículo del lenguaje de Una no habla de esto, novela que va construyéndose en una ciudad transitada por millones y signada, al mismo tiempo, por la presencia voraz del individualismo. Sylvia Aguilar Zéleny recurre a los estratos poéticos urbanos y los reordena en un rompecabezas que se suma a una tradición literaria con ecos de Óscar Wilde, Pablo Neruda y Banana Yoshimoto. Desde la conjunción de diversas prácticas --poesía, escritura automática, ensayo, cuento-- la autora da testimonio del ejercicio diario de medir el tiempo.