Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
La finitud de la vida de los padres y el comienzo de la disgregación familiar, así como la violenta irrupción de culpas y resentimientos, abordados desde imágenes poéticas construidas en torno a la muerte, con elementos litúrgicos, antes que místicos, es la base de la poética de este libro. Escrito en cinco partes y dos poemas independientes, que son la apertura y el cierre, se juega con el sentido del transcurrir, de los sentimientos básicos inocultables, los reflejos y nombres de personajes míticos y místicos. De esta suerte, El Minotauro y María son las piedras fundacionales que dan origen a un Primer Espejo, a una Segunda Luna y al Azogue Final. Libro amargo, de una violencia contenida, que nos enfrenta a sentimientos inesperados ante los seres alguna vez queridos, ante la muerte por abandono de la vida de la madre y una visión descarnada del padre.