Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Tema: Religión (Teología moral y prácticas religiosas)
Tamaño: 0cm. x 0cm. x 0cm.
Colección:
ISBN 9788492416424
Encuadernación: No disponible
Audiencia No disponible
Sinopsis
Nuestra generación ha crecido entre las ruinas de antiguas certezas. Nacimos mientras caían. Somos hijos del fragmento, pero el fragmento no nos inquieta porque la alternativa de las grandes moles compactas no nos atrae ni nos convence. Han producido demasiadas víctimas como para con?ar en ellas. Después de un siglo de ideologías férreas que negaban lo Invisible y de décadas de teología sobre la muerte de Dios, nos hallamos ante un nuevo paradigma en el que el resurgimiento de lo espiritual ha con?uido con la pluralidad cultural y religiosa. El reto consiste en que este resurgimiento integre las aportaciones de las generaciones precedentes, tanto de las más antiguas que pertenecieron a la primera inocencia como de las más recientes que aportaron una actitud crítica respecto a las religiones. De aquí que se pueda esperar un tiempo nuevo en el que visiones que hasta el presente han competido entre sí descubran que se necesitan mutuamente. Alcanzar esta síntesis no es una tarea fácil, porque no se establece en el mismo plano que sus antinomias, sino en un ámbito de mayor profundidad donde cada una de ellas es convocada más allá de sí misma.