Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Para llegar a un conocimiento cabal de Ricardo Corazón de León es preciso situarlo en su contexto político, ideológico y literario, pues en buena medida es el que forjó una personalidad modélica del espíritu de la caballería. La audacia, el valor, el alto sentido del deber, la ambición, la lealtad o la fortaleza física son algunos de los rasgos que definen a Ricardo Corazón de León. Los enfrentamientos con su padre, la rivalidad con su hermano Juan sin Tierra, la conquista de Chipre, las Cruzadas, la expulsión de Felipe Augusto de Normandía toda su vida parece marcada por el combate y el ardor guerrero. Más allá de la biografía al uso, Flori ha escrito una historia crítica de la mentalidad caballeresca del siglo XII a partir de su protagonista más emblemático.