Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Se ha dicho que un poema nunca deja de escribirse. Un cuento tampoco, según lo confirma esta nueva edición de El viento distante, de José Emilio Pacheco. Aparecido originalmente en 1963, corregido y aumentado en 1969 y sujeto, desde entonces, al trabajo y perfeccionamiento que la prosa de este minucioso escritor le imprime a sus narraciones, este libro continúa su paciente maduración aunque lleva más de treinta años de ser parte imprescindible de nuestro canon literario moderno.
El lector de estos catorce cuentos encontrará, además del amoroso inventario de los años distantes de un país, la viva evocación de sus protagonistas: niños capaces de encarnar los sufrimientos más hondos, los terrores más helados; adolescentes en llamas cuya luz es la de las pasiones cotidianas, la luz que cae sobre todos nosotros; personajes que la Historia no registra pero cuyos pasos a lo largo de estas páginas dejan una impronta de inevitabilidad en los grandes acontecimientos. Todos ellos más proclives a las pequeñas texturas del dolor que a la planicie sin sombras de la alegría...
La escritura de José Emilio Pacheco, que se declara en la descripción de las épocas y los contextos, demuestra en esta renovada entrega que el mundo no es tanto de los héroes que lo moldean como de los lectores mudos (anónimos personajes) que lo atestiguan y que, todos los días, lo protagonizan.