Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Estos artículos recientes de FrancescoTonucci no desarrollan un argumento de manera articulada y profunda, sino que pretenden describir rápidamente una situación, un hecho, una realidad, para extraer de ellos un señalamiento. Uno solo. Giran en torno de la condición infantil tratando de apuntar a algunos errores educativos, con la esperanza de ayudar a los colegas adultos, padres, docentes, administradores y abuelos, a ser más atentos. Ayudarlos a recordar más y mejor su propia infancia. Ayudarlos a tener menos miedo porque sus hijos, alumnos, pequeños ciudadanos, nietos, merecen más confianza y pueden ser buenos colaboradores ante la complejidad del presente y ante los demasiados errores que estamos cometiendo.