Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Esta es la historia de una familia y de una finca familiar, y de cómo una destruye a la otra. En una mansión aislada de la Rusia de provincias, Arina Petrovna controla a sus siervos y a sus hijos con mano de hierro; con el paso de los años somos testigos de cómo su tacañería afecta a toda su familia, sobre todo a su hijo Porfiri, conocido como pequeño Judas, cuyo carácter pasivo-agresivo es la única arma capaz de afectar a su madre. Hilada con fino humor negro y situaciones disparatadas, como una novela de Jane Austen escrita por Valle-Inclán