Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Emilio Sánchez Mediavilla vivió dos años en Bahrein con su pareja, destinada allí por trabajo. Cuando volvió a España y terminó de escribir este libro supo que ya no podría regresar al lugar que había sido su casa, porque los periodistas no son bienvenidos en un país que ocupa el puesto 167, de 180, en la clasificación de libertad de prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras. Bahrein es un reino del tamaño de Menorca en pleno golfo Pérsico, entre Arabia Saudí e Irán, sometido a muchas de las tensiones sectarias y políticas que agitan Oriente Medio. Un país de mayoría chií pero gobernado por una monarquía absolutista suní, antigua colonia británica, sede de la Quinta Flota americana, pionero en el descubrimiento de pozos petrolíferos y en la lucha obrera del mundo árabe, y el primer país musulmán en despenalizar la homosexualidad; un país cuya historia reciente se ha visto marcada por la salvaje represión que siguió a la revolución de 2011.