Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
"La literatura no es agotable, por la suficiente y simple razón de que un solo libro no lo es. El libro no es un ente incomunicado: es una relación, es un eje de innumerables relaciones."
Este feliz volumen, inédito como tal hasta hoy, se compone de dos libros dados a imprenta con más de un cuarto de siglo de diferencia, la que separa 1925 de 1952. No obstante, sus ensayos pertenecen a un mismo diálogo, el de Borges con la historia literaria, el del lector con el escritor. De entre ellos, "Menoscabo y grandeza de Quevedo" señala los rostros múltiples del autor; "La nadería de la personalidad" quiebra el conjunto del yo; "La flor de Coleridge" reivindica la supremacía de la tradición; y "Kafka y sus precursores", por ejemplo, cuestiona el sentido de las influencias.