Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
¿Sabremos algún día de qué está hecha la materia del Universo? ¿Hasta dónde llegaremos en la conquista del espacio exterior o del interior del átomo? Estamos por adentrarnos en un viaje a través de siglos de historia para hallar las innumerables relaciones entre el arte, la vida, el pensamiento y la ciencia. Será posible imaginar a Galileo mirando a través de los telescopios más grandes jamás construidos o siendo partícipe del debate sobre la inclusión de Plutón como planeta. Seguiremos los pasos de Darwin, Cervantes, Einstein, Higgs, Borges y tantos otros, quienes «hicieron de este mundo un lugar más reconocible al ofrecernos algunas certidumbres sobre él», permitiéndonos conocer y dar continuidad a su trabajo. La obsesión por explicar fenómenos como la vida, la muerte, el tiempo y la existencia no corresponde sólo a las culturas antiguas sino a nuestra contemporaneidad. Este recorrido a través de civilizaciones milenarias, de sus tecnologías y creaciones, nos llevará a los laboratorios y centros de investigación que hoy albergan a científicos de todas las nacionalidades, así como al escritorio de creadores e intelectuales de ayer y hoy. A fin de cuentas, seamos autores, inventores o lectores, estamos inmersos en el proyecto inacabable por comprender el mundo que nos tocó vivir.