Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Ash Thompson es una leyenda. Ash Thompson es Galante Ash, porque una vez trepó a un árbol para socorrer a una dama y desde entonces inspira canciones bélicas que se cantan alrededor de las hogueras. Ash Thompson besa a mujeres con la boca sabor baya de tilo, caza ardillas mientras el coronel fuma, y pisa cadáveres de los dos bandos en el campo de batalla. Ash Thompson es una mujer. Una de las 400 que se disfrazaron de hombre para luchar contra la esclavitud en la guerra civil americana durante la década de 1860. Ash Thompson se llama Constance y lleva en el bolsillo de su guerrera la foto del marido que la espera en su granja de Indiana. Allí también dejó el recuerdo de una madre muerta que le cambiaba el final a los cuentos.