Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El largo ensayo de Sigmund Freud (1856-1939) sobre Moisés y la religión monoteísta " fue comenzado en vísperas del Anschluss de la indefensa Austria por Hitler y concluido en el destierro londinense. Los cuatro Escritos sobre judaísmo y antisemitismo que completan el volumen son un testimonio de las actitudes públicas del fundador del psicoanálisis frente al problema judío. La idea de un Dios único, el rechazo del ceremonial mágico y la acentuación de los preceptos éticos constituyen, a juicio de Freud, el núcleo característico de la religión judía. La capacidad del pueblo judío para mantenerse unido tiene su último resorte en las creencias mosaicas, que exaltaron su autoestima. Los motivos más profundos del odio a los judíos se relacionan también con ese peculiar talante del pueblo elegido, dispuesto a arrostrar las más crueles persecuciones, seguro de su destino.