Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Bataille lee a Hegel y a Kierkegaard, a Nietzsche y a Freud; también a Stirner y a Marx, a Weber, a Durkheim, a Mauss; lee a los gnósticos y a los alquimistas, a San Juan de la Cruz y a Sade; lee a Bergson, a Jaspers y a Heidegger; lee el zen, a Zusuki y a los místicos cristianos, yoguis y persas; a Malinowski y a Lenin, a los griegos y a Fray Bernardino de Sahagún. Querrá realizar una extensa síntesis no sólo de la cultura occidental sino de todas las culturas, incluida la oriental, la de los antiguos pueblos americanos y la de los africanos.
Las corrientes más caudalosas de nuestra época alimentan el cauce de su discurso y en él se dan cita de forma inusitada. ¿Será Georges Bataille la piedra clave de la inmensa iglesia que es la cultura? Fue su intento.
Pero oculto bajo la apariencia de un discurso caótico y por ello supuestamente libertario, el conjunto de la obra de Bataille constituye un pensamiento unitario, un sistema.