Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
El pintor James McNeill Whistler demandó al crítico de arte John Ruskin por haber descrito un cuadro suyo como un cubo arrojado al público y el juez lo secundó. El marqués de Queensberry demandó a Oscar Wilde -por su relación homosexual con su hijo Bosie- con resultados trágicos para la literatura. El poeta Swinburne leía su poesía con tal paroxismo que quedaba inconsciente. La aventura estética es el retrato de estos personajes y su choque con la época victoriana. El autor recrea el final del siglo XIX, que abrió camino a una nueva moral llamada decadente pero mucho menos hipócrita que la victoriana.
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