Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La plaza apareció por primera vez en 1971, pocos años después del funesto 68. A pesar de la cercanía de los hechos, Luis Spota se atrevió a exponer sin censura, con imparcialidad y claridad crítica a los protagonistas de un movimiento que estremeció brutalmente a la conciencia nacional. Logró narrar con gran lucidez, utilizando materiales del conocimiento público, la convulsión de una sociedad enferma y el intenso drama de un hombre que es todos los hombres. La obra le valió injurias sin fundamento y la expulsión de un cerrado y exclusivo círculo literario mexicano. Sin embargo, su voz permaneció incólume a través de los años y se levantó sobre ese desastre de la historia mexicana para enseñarnos por qué el 2 de octubre no se olvida.