El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Mediante un arte narrativo que se apodera de una serie de hechos al parecer insustanciales, y que roe, destruye y reelabora lo cotidiano, obligándolo a revelar sus significados latentes, Juan García Ponce nos da en estos relatos dos de los cuales han sido llevados al cine tres ejemplos deslumbrantes de su manera de sentir y pensar las palabras y, a través de las palabras, la misma realidad. La disolución lenta e inconscientemente maligna del amor en un joven matrimonio; la desgarrada conciencia de la imposibilidad de la unión absoluta entre seres que se aman y creen haberse encontrado; el horror insidioso que destila la vida en común, cuando una mirada la observa exhaustiva y serenamente. En estas tres narraciones, ensimismadas en su propia, densa y oscura materia, García Ponce suscitra esa aparición de lo invisible a través de los signos que son nuestros actos, nuestros gestos, nuestras miradas, sean deliberados o lanzados al azar. Personajes, situaciones y ambientes de nuestro época, dolorosa y tensamente vivos éstos son los de Amelia, Tajimara y La noche, relatos que ya tienen un privilegiado lugar en la literatura mexicana contemporánea.