Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
¿De dónde salió el mito de que los zacapoaxtlas ganaron la batalla de Puebla? ¿De dónde la extraña idea de la fraternidad en el partido de los republicanos puros, los rojos, enzarzados en debates? ¿De dónde la supuesta unanimidad del México resistente que parece ignorar piadosamente a hordas de traidores? ¿Por qué no se cuenta la furiosa actitud de Zaragoza ante una ciudad de Puebla que no le daba de comer al ejército de Oriente y con una burguesía y un alto clero que rogaban porque los franceses vencieran? ¿Por qué no se profundiza en las dudas del joven general que pareciera no acabar de creerse su victoria?