Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El presente libro propone una urgente perspectiva humanizada y equitativa del derecho laboral haciendo un análisis histórico y abordando los principales desafíos actuales y futuros en torno a las relaciones laborales, incluyendo, por ejemplo la creciente automatización del trabajo, entre otros temas de gran importancia. Que la objetividad con la que se escribió esta obra contraste o coincida con la subjetividad de cada lector. Ello con el fin de favorecer la reflexión y, por ende, conducir a una inevitable evolución. No se escribe con el ánimo de estar todos de acuerdo, sino de todos avanzar. Esta evolución es el enfoque principal de este libro que aborda la rama histórica más antagónica del derecho para iniciar a pensar que la humanización y el discurso de unidad es una de las más urgentes herramientas en las relaciones laborales de México. Lo importante no es lo que ha sucedido en materia del trabajo, sino lo que haremos con lo que tenemos. Esto nos llevará al cómo enfrentaremos un futuro en donde la automatización bien podría, mediante el desplazamiento laboral, acabar con los ánimos de humanización que urgen. Decir mucho con poco o poco con mucho son sólo dos maneras de comunicar. Se trate de Borges o Cantinflas, en todos encontramos algo de sí y de nosotros en su hablar. Que este gran esfuerzo humanizador y comunicador cree reflexión y acción, mucha o poca? esta es mi aportación.