Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Mariana, la narradora de esta novela, es una duquesa cuyos primeros años transcurren en Francia entre valets, mayordomos y vajillas con monograma. Esa existencia encantada toca a su brusco fin con la segunda guerra mundial: el duque, su padre, se va al frente, y la narradora, junto con su hermana y su madre, escapa a México, país del que hasta ahora nada sabía y que se convertirá, en todos sentidos, en su patria. Poco a poco, Mariana va dando los muchísimos pasos que la llevarán a entender lo que son su vieja clase y su nuevo país. En ese proceso interviene el segundo personaje fascinante de esta novela, el padre Teufel, verdadera mezcla de ángel y demonio...