Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Esta crónica comienza en la madrugada del 29 de agosto de 1996 en La Crucecita, Huatulco con el descubrimiento de un cadáver, supuestamente de un guerrillero de la localidad de Loxicha, Oaxaca. A partir de entonces, durante los próximos años, policía y militares se desplazan a la región de Loxicha y comienzan arrestos masivos, torturas en sótanos con música a todo volumen donde personas monolingües -zapotecas- son interrogadas en español acerca de grupos armados, casas de seguridad, guerrilleros de lo cual no saben nada.