Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Reflexión sobre los problemas y obsesiones que nutrieron su creación literaria y teórica, Calígula, obra gestada entre 1938 y 1942 y representada por vez primera en 1945, es una de las grandes piezas dramáticas de Albert Camus (1913-1960). En ella, los temas recurrentes del absurdo existencial, la enajenación metafísica, el sufrimiento del hombre y la lógica del poder reciben un despliegue dramático que discurre en paralelo a las novelas y ensayos de un autor cuyo talento y sensibilidad ética se centraron siempre en una indagación sobre la complejidad, la ambigüedad y la riqueza de la condición humana.