Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Lillian Hellman realiza a través del personaje de Sarah Cameron una evocación de su cómplice literario, Dashiell Hammett. Para muchos, este texto adopta la forma de una confesión cifrada. Pero lo cierto es que los límites entre realidad y ficción son difíciles de determinar.