Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Anarquista, Sebastián San Vicente va de paso por México generando conciencia entre los obreros, organizando huelgas, poniendo en jaque a patronos y huyendo de la policía, pero sobre todo ayudando aquí y allá a quienes lo necesitan. Sin nada que perder, enfrenta la vida con la temeridad característica de los héroes y la nobleza de espíritu de los santos. Los testimonios de quienes lo conocieron cuentan la historia, datada entre 1920 y 1923, de un hombre volátil que deja un pedazo de alma en cada persona que tuvo la suerte de topárselo en su camino.