Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Ante un inminente cambio que afectará de forma irreversible el futuro, ¿cómo evitar rememorar y cuestionar las decisiones del pasado que propiciaron ese punto de inflexión? Alexander Leóntievich Onísimov, ingeniero que dedicó toda su vida a servir a Stalin, es nombrado diplomático en un país de Europa del norte y forzado a abandonar a su familia, su modo de vida y su empleo actual en la industria metalúrgica. A través de Onísimov, Alexander Bek desentraña las contradicciones entre el actuar y el pensar al obedecer las órdenes del Amo, así como las consecuencias físicas y psicológicas de tales paradojas, al tiempo que nos adentra a la industria soviética del metal y a los estragos de una vida basada en la obediencia ciega, en la que se antepone la consolidación del régimen a cualquier otra cosa.
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